viernes, 31 de octubre de 2014

La visión “de persona” de la Iglesia Ortodoxa Bielorrusa Eslava





La visión “de persona”  de la Iglesia Ortodoxa Bielorrusa Eslava
                                                                                                Contribuido por Esthepanos

Encontrarnos con los valores del Evangelio, que no desaparecen, pero que lamentablemente quedan cubiertos por la atmósfera invisible de este mundo. Podemos estar agradecidos que gracias a Nuestro Padre Celestial, sus Obispos pregonan el respeto a la identidad y a la individualidad del ser humano.
Este punto arraigado en el espíritu del Evangelio y en la tradición de la Iglesia, tiene sus predecesores, que vieron como Cristo, la imagen de Dios, el Logos que parte de su casa y hace una habitación aquí en la tierra, coloca su morada en medio nuestro, grande misterio es, es para anonadarse ante este Dios, que está siempre cerca nuestro, que pide solo amor, que no perdamos la capacidad de asombrarnos y estar  abiertos a la novedad, entendiéndose como  siempre centrarse en Cristo, y al estar centrado en Cristo nos encontramos en la figura humana, con el aporte novedoso, con sus características propias  de la persona.
¿Cual es la mirada de la Iglesia?, no perder la perspectiva de Dios colocándonos en su visión, entonces sabremos que la mirada al hombre es de respeto, único a cada uno, “por su nombre” sobresaliendo el nombre propio de la persona. Podemos  decir que la persona está mas allá de un concepto o definición, porque la propia riqueza de la persona  “estalla”, y nos deja boquiabiertos, en pocas palabras, existe la persona que “soy yo, particular en este momento”, dado en la historia única e irrepetible, donde mi “si” es un “si” y mi “no” sea un  “no”. Supera el aspecto incluso jurídico, porque se encuentra  afianzada en una ley moral natural que nos precede, la realidad de cada persona es distinta, se respeta la individualidad, en una filosofía realista esencial, que se abre a cada persona particular de ser;  es personalista que se abre a la trascendencia en una inquietante pregunta que encuentra su respuesta en los Padres del Desierto. Parafraseando al padre  Abba Isaías, dice que “La corona de la vida,  da todo fruto,   consiste en esto: que en el lugar del hombre, toda su esperanza esté en Dios, que huya a Él una vez por todas con todo su corazón, mente y  fuerza, que se llenó de compasión por todos,  llorar ante Dios, implorando su ayuda y misericordia.” Es el realismo espiritual, en la repuesta mística que abogamos y damos a conocer en nuestra Iglesia.
¿Que nos enseña nuestro amado Patriarca Athanasios en la voz de su sede? Nos anima a aventurarnos en la búsqueda incesante del bien obrar, que no cansa, que nos ayuda a sumar la gracia que proviene de Dios”, podemos estar muy contentos por la profunda espiritualidad de nuestro Patriarca que hace eco en la voz del Arcipreste Arcadio, ¿qué es el hombre?, “no es simplemente la suma de órganos, es la capacidad de responder en el otro, en la apertura del abrazo, del encuentro del yo en el tú”, podemos fijar nuestra mirada en   la preparación espiritual de los sacerdotes de la Iglesia que buscan la novedad, el hombre en cierta manera es un microcosmos, ya que encierra en si todo el plan de Dios.
San Juan Damasceno sabiamente rescata este aspecto olvidado del significado del hombre,  adonde nos lleva, en lo primigenio, lleva el principio único, que esta hecho a imagen de Dios, este dato de por si, lo hace irrepetible.


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