martes, 13 de enero de 2015

11 de Enero Sexto día de la fiesta de Epifanía. Nuestro Venerable Padre Teodosio, el Grande, el Zenobita.

11 de Enero Sexto día de la fiesta de Epifanía.
Nuestro Venerable Padre Teodosio, el Grande, el Zenobita.


El bienaventurado padre San Teodosio, llamado cenobiarca, que quiere decir padre de muchos monjes, nació en una aldea de Capadocia. Habíase  dado a los estudios, y aún declaraba al pueblo las letras divinas cuando deseoso de la perfección, partió a los santos lugares. En llegando a Antioquía, quiso ver al insigne Anacoreta san Simeón Estilita, el cual inspirado del Señor, le dijo “Teodosio, varón de Dios, seáis bien venido.” Espantóse Teodosio oyendo esta voz, porque le llamaba por su nombre, y porque le honraba con  el titulo varón de Dios. Subió a la columna por orden de san Simeón y echóse a sus pies; oyó sus consejo y todo lo que en adelante le había de suceder; y tomaba su bendición, siguió su camino a Jerusalén, donde adoro y regó con sus lágrimas aquellos Sagrados  lugares de Cristo nuestro Señor que  consagro con su vida y su muerte. Retiróse después a la soledad, y vino a tener tantos discípulos, que labró un gran monasterio, en el cual acogía a los pobres. Aconteció aparejarse en un mismo día cien mesas para darle de comer, y en tiempo de hambre,  como los que tenían a cargo de darles de comer, les cerrasen las puertas, San Teodosio mandó abrírselas y darles a todos lo necesario y el Señor les proveía con tan larga mano que después quedaban las arcas llenas de pan. Era también su monasterio hospital de enfermos a quienes servía y besaba las llagas con grande amor. Había entre sus discípulos hombres ricos y poderosos, militares y sabios, de los cuales salieron muchos obispos y superiores;  de suerte que cuando murió el santo, habían ya fallecido seiscientos noventa y tres de sus discípulos. El emperador Anastasio que aborrecía a los herejes Acéfalos, les envió una buena cantidad de oro para sus pobres: aceptóla y repartióla el santo,  pero escribió al emperador,  que ni el ni los suyos consentirían con los herejes aunque la vida le costase. Fuese luego viejo como era, a predicar sin temor alguno por las ciudades de aquellos herejes que condenaban el concilio de Calcedonia; y subiendo una vez al púlpito, hizo señal al pueblo que callasen y dijo: “El que no recibiese los cuatro concilios generales, como los cuatro evangelios sea maldito y excomulgado. Entonces el emperador  le desterró, pero duró bien poco el destierro, porque  el monarca hereje cayo muerto, herido por un rayo. Y Teodosio volvió de su destierro, glorioso y triunfante. Muchos fueron las obras admirables que hizo este varón de Dios en su larga vida, muchas veces multiplico el pan, anunció el terremoto que asoló la ciudad de Antioquía, y lleno de meritos y virtudes, descanso en la paz del Señor a la edad de ciento cinco años. Honraron su cadáver el patriarca de Jerusalén con otros obispos y multitud de monjes, clérigos y seglares.
Reflexión: Enseñaba el santo a sus discípulos por primer principio de la vida religiosa, que tuviesen siempre la memoria de la muerte presente, y para esto mando hacer su sepultura para que su vista les acordase que había de morir. Aprende tú esta utilísima lección, visitando algunas veces la morada de los difuntos. Allí verás en que paran todas las cosas del mundo, y entenderás cuán necios son, los que pasan en vanidades y locuras el breve tiempo de la vida mortal; y cuan sabios, son  que los emplean en servir a Dios, y alcanzar la vida eterna. Bien miradas todas las cosas, todo el  negocio del hombre se reduce a morir santamente. Mas para ello, haz aquello que quisieras haber hecho cuando mueras.

Oración: Rogámoste, Señor, que nos recomiende la intercesión del bienaventurado Teodosio, abad, para conseguir por su  patrocinio  lo que no podemos lograr por nuestros meritos. Por Jesucristo, nuestro  Señor. Amíñ.

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