sábado, 3 de enero de 2015

San Andrés hermano menor de San Pedro y el primero de los apóstoles de Cristo.

San Andrés hermano menor de San Pedro y el primero de los apóstoles de Cristo.
Aprendiendo del apóstol san Andrés el primer llamado.
Andrés proviene del griego "andros" que quiere decir hombre, varón.
Significado del nombre: valiente, varonil.




 La hermosa cruz de San Andrés
 "Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos." 
1 Corintios 16, 13 (comparece con Salmo  31, 24; S. Mt 24, 42; 1 Sal 4, 9) 


Este texto de la Santa Escritura utiliza la palabra griega “andrizomai” que significa actuar como hombre o portarse como un varón, ser varonil.
“Venid conmigo y os haré pescadores de hombres, y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron" (S. Mt, 4,19).



 « Dichoso tú, querido apóstol Andrés, que tuviste
la suerte de ser el primero de los apóstoles en encontrar
a Jesús. Pídele a Él que nosotros le seamos totalmente
fieles en todo, hasta la muerte. »  
 
Es Patrono de la Iglesia de Constantinopla
Patrono de Rusia, Ucrania, Escocia, Grecia y de las ciudades de Bordeaux, Edimburgo y Amalfi.
Su Fiesta: 30 de Noviembre
Protector de los pescadores, los comerciantes de pescados y por los fabricantes de redes.


San Andrés (cuyo nombre significa "varonil") nació en Betsaida, población de Galilea, situada a orillas del lago Genesaret. Era hijo del pescador Jonás y hermano de Simón Pedro. La familia tenía una casa en Cafarnaum, y en ella se hospedaba Jesús cuando predicaba en esta ciudad.


Andrés tiene el honor de haber sido el primer discípulo que tuvo Jesús, junto con San Juan el evangelista. Los dos eran discípulos de San Juan Bautista, y este al ver pasar a Jesús (cuando volvía el desierto después de su ayuno y sus tentaciones) exclamó: "He ahí el cordero de Dios". Andrés se emocionó al oír semejante elogio y se fue detrás de Jesús (junto con Juan Evangelista), Jesús se volvió y les dijo: "¿Qué buscan?". Ellos le dijeron: "Señor: ¿dónde vives?". Jesús les respondió: "Venga y verán". Y se fueron y pasaron con Él aquella tarde. Nuca jamás podría olvidar después Andrés el momento y la hora y el sitio donde estaban cuando Jesús les dijo: "Vengan y verán". Esa llamada cambió su vida para siempre.

Andrés se fue luego donde su hermano Simón y le dijo: "Hemos encontrado al Salvador del mundo" y lo llevó a donde Jesús. Así le consiguió a Cristo un formidable amigo, el gran San Pedro.




Al principio Andrés y Simón no iban con Jesús continuamente sino que acudían a escucharle siempre que podían, y luego regresaban a sus labores de pesca. Pero cuando el Salvador volvió a Galilea, encontró a Andrés y a Simón remendando sus redes y les dijo: "Vengan y me siguen", y ellos dejando a sus familias y a sus negocios y a sus redes, se fueron definitivamente con Jesús. Después de la pesca milagrosa, Cristo les dijo: "De ahora en adelante serán pescadores de almas".

El día del milagro de la multiplicación de los panes, fue Andrés el que llevó a Jesús el muchacho que tenía los cinco panes. Andrés presenció la mayoría de los milagros que hizo Jesús y escuchó, uno por uno, sus maravillosos sermones. Vivió junto a Él por tres años.

En el día de Pentecostés, Andrés recibió junto con la Virgen María y los demás Apóstoles, al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego, y en adelante se dedicó a predicar el evangelio con gran valentía y obrando milagros y prodigios.

Un escrito que data del siglo III, el "Fragmento de Muratori" dice: "Al apóstol San Juan le aconsejaban que escribiera el Cuarto Evangelio. Él dudaba, pero le consultó al apóstol San Andrés, el cual le dijo: ‘Debe escribirlo. Y que los hermanos revisen lo que escriba’".

Una tradición muy antigua cuenta que el apóstol Andrés fue crucificado en Patrás, capital de la provincia de Acaya, en Grecia. Que lo amarraron a una cruz en forma de X y que allí estuvo padeciendo durante tres días, los cuales aprovechó para predicar e instruir en la religión a todos los que se le acercaban. Dicen que cuando vio que le llevaban la cruz para martirizarlo, exclamó: "Yo te venero oh cruz santa que me recuerdas la cruz donde murió mi Divino Maestro. Mucho había deseado imitarlo a Él en este martirio. Dichosa hora en que tú al recibirme en tus brazos, me llevarán junto a mi Maestro en el cielo".

La tradición coloca su martirio en el 30 de noviembre del año 63, bajo el imperio cruel de Nerón.
Amamos a nuestro Apóstol por ser el varón elegido al llevar el mensaje de salvación a tierras extrañas, su modestia y humildad se manifiesta siempre en dar el crédito al Señor, no atribuyendo ningún privilegio.
Pedimos  al Señor que por medio de San  Andrés nos alcance la dicha de una santa muerte invocando siempre a nuestro ángel custodio y ser templo del espíritu.

Las reliquias potencian nuestra admiración a lo creado en el sentido que fueron depósito del Espíritu Santo. Las reliquias, purificadas de los amso entendisos, llevan la marca del sello de Dios, y nos recuerda nuestros deberes cristianos  para glorificar a Dios. Lo importante es santificar el Nombre de Dios, justicia paz y amor.

Esto no es mágico tampoco mítico, realza el amor que tenemos a Dios. Veneramos las reliquias, explicado  muy bien por el santo Concilio.
Oración: Apóstol San Andrés, enséñanos a seguir a Jesús con prontitud (San Mt 4, 20; San Mc 1,18), a hablar con entusiasmo de Él a todos aquellos con los que nos encontramos, y sobre todo a cultivar con Él una relación de auténtica verdadera de intimidad, conscientes de que sólo en Él podemos hallar la perla de gran precio en el sentido último de nuestra vida y de nuestra muerte. Amíñ.

“Señor, que llamaste al apóstol San Andrés a dejar las redes a orillas del mar de Galilea, y que con prontitud te obedeció  para ser de él un pescador de hombres, te solicitamos humildemente  por su intercesión poderosa que nos concedas ser fieles al llamado apostólico que hemos recibido desde  el  bautismo como reyes sacerdotes y profetas. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amíñ.”

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El Señor también llama a los demás, el conoce a sus ovejas: -"Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres". Dejad mis amados  cualquiera cosa que sea impedimento, peso o estorbo,  que sean las redes que te atan y síguelo. Imitad con celo  el ejemplo de San Andrés de llevar a otros al encuentro de Jesús

 “Vocación” viene de la palabra latina “vocare”, que significa llamar. Así pues, cuando hablamos de vocación, del llamado,  debemos de comprender la gran responsabilidad que cae en el hombro,  que Dios llama a alguien, a seguir un plan, a cumplir una determinada misión en el mundo.
Cuando el Señor nos llama nuestra respuesta debe ser de apertura a la voluntad de Dios, por ejemplo recordemos a Samuel: «Habla, Señor, que tu siervo escucha» (1 Sam 3, 10), con prontitud contestó.  «el Señor llamó a Samuel y él respondió: “Aquí estoy”» (1Sam 3, 4).
«Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo» (Apoc. 3,20).

“Porque ésta es la voluntad de Dios, vuestra santificación” (1Tes 4,3)

El Concilio Vaticano II recordó de nuevo a los cristianos la llamada universal a la santidad que hizo el Señor: todos hemos sido llamados a la santidad, a la identificación con Cristo y a una divinización progresiva bajo la acción de la gracia, para llegar a la plenitud de la vida cristiana, "a la medida de la plenitud de Cristo" (Carta  a los Ef 4, 13).



Salmos 86, 11-13
11 Instrúyeme, Señor, en tu camino
    para conducirme con fidelidad.
Dame integridad de corazón
    para temer tu nombre.
12 Señor mi Dios, con todo el corazón te alabaré,
    y por siempre glorificaré tu nombre.
13 Porque grande es tu amor por mí:
    me has librado de caer en el sepulcro.




Oficio de Lectura, 30 de Noviembre, San Andrés, Apóstol
Hemos encontrado al Mesías
De las homilías del obispo San Juan Crisóstomo sobre el Evangelio de San Juan
Andrés, después de permanecer con Jesús y de aprender de él muchas cosas, no escondió el tesoro para sí solo, sino que corrió presuroso en busca de su hermano, para hacerle partícipe de su descubrimiento. Fíjate en lo que dice a su hermano: Hemos encontrado al Mesías, que significa Cristo. ¿Ves de qué manera manifiesta todo lo que había aprendido en tan breve espacio de tiempo? Pues, por una parte, manifiesta el poder del Maestro, que les ha convencido de esto mismo, y, por otra, el interés y la aplicación de los discípulos, quienes ya desde el principio se preocupaban de estas cosas. Son las palabras de un alma que desea ardientemente la venida del Señor, que espera al que vendrá del cielo, que exulte de gozo cuando se ha manifestado y que se apresura a comunicar a los demás tan excelsa noticia. Comunicarse mutuamente las cosas espirituales es señal de amor fraterno, de entrañable parentesco y de sincero afecto.

Pero advierte también, y ya desde el principio, la actitud dócil y sencilla de Pedro. Acude sin tardanza: Y lo llevó a Jesús, afirma el evangelio. Pero que nadie lo acuse de ligereza por aceptar el anuncio sin una detenida consideración. Lo más probable es que su hermano le contase más cosas detalladamente, pues los evangelistas resumen muchas veces los hechos, por razones de brevedad. Además, no afirma que Pedro creyera al momento, sino que lo llevó a Jesús, y a él se lo confió, para que del mismo Jesús aprendiera todas las cosas. Pues había también otro discípulo que tenía los mismos sentimientos.

Si Juan Bautista, cuando afirma: Éste es el Cordero, y: Bautiza con Espíritu Santo, deja que sea Cristo mismo quien exponga con mayor claridad estas verdades, mucho más hizo Andrés, quien, no juzgándose capaz para explicarlo todo, condujo a su hermano a la misma fuente de la luz, tan contento y presuroso, que su hermano no dudó ni un instante en acudir a ella.

Oración
 Protégenos, Oh Padre Nuestro, con la constante intercesión del Apóstol San Andrés, a quien Tu escogiste para ser pregonero y pastor de tu amada Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de San Andrés, Apóstol, a la Santa Cruz que el ve con devoción ante el inminente martirio según la tradición de los Padres.

¡Oh cruz buena, que fuiste embellecida por los miembros del Señor, tantas veces deseada, solícitamente querida, buscada sin descanso y con ardiente deseo preparada! Recíbeme de entre los hombres y llévame junto a mi Maestro, para que por ti me reciba, Aquel que me redimió por ti muriendo. Amén.

Ahora según la traducción presentamos deferentes oraciones al san Andrés.

Oración a San Andrés Apóstol, el primero.
¡Oh glorioso San Andrés, tu fuiste el  primero en reconocer y seguir al Cordero de Dios. Junto con tu amigo San Juan teólogo,  te quedaste al lado de  Jesús desde el primer día, y durante toda tu vida, y ahora por toda la eternidad.
Así como llevaste a tu hermano  San Pedro a Cristo y muchos otros después de él, Condúcenos  también a nosotros a él.  Enséñenos a llevan otros a Cristo solamente por amor a él   y dedicación a su servicio.  Ayúdanos a aprender la lección de la cruz y a llevar nuestras cruces diarias sin quejarnos de modo que puedan llevarnos a Jesús.
Su Oración ante la Cruz
«Salve, oh Cruz, inaugurada por medio del cuerpo de Cristo, que te has convertido en adorno de sus miembros, como si fueran perlas preciosas. Antes de que el Señor subiera sobre ti, provocabas un temor terreno. Sin embargo, ahora, dotada de un amor celeste, te has convertido en un don. Los creyentes saben cuánta alegría posees, cuántos regalos deparas. Confiado, por tanto, y lleno de alegría, vengo para que tú también me recibas exultante como discípulo de quien fue colgado de ti… Cruz bienaventurada, que recibiste la majestad y la belleza de los miembros del Señor…, tómame y llévame lejos de los hombres y entrégame a mi Maestro para que a través de ti me reciba quien por medio de ti me ha redimido. ¡Salve, oh Cruz, sí, verdaderamente, salve!».

Colecta. Dios Todopoderoso, que por tu gracia hiciste que tu Santo Apóstol Andrés obedeciese prestamente al llamamiento de tu Hijo Jesucristo, y a El siguiese sin dilación alguna; Danos también la gracia a todos nosotros, para que, siendo obedientes al  llamado por tu santa Palabra, nos entreguemos en la conversión  sin tardanza a cumplir obedientemente tus santos mandamientos; mediante el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amíñ.
OREMOS: Apóstol San Andrés, enséñanos a seguir a Jesús con prontitud (Mt 4, 20; Mc 1,18), a hablar con entusiasmo de Él a todos aquellos con los que nos encontramos, y sobre todo a cultivar con Él una relación de auténtica intimidad, conscientes de que sólo en Él podemos encontrar el sentido último de nuestra vida y de nuestra muerte.




"ANDRÉS, EL PROTÓCLITO" - EL Primer llamado

 Reliquias
Los teólogos ortodoxos hablan de las reliquias como manifestaciones del cuerpo «pre-glorificado» antes de la resurrección final. El Espíritu reposa en él, esperando la resurrección de la carne, son amigos de Dios.



Trembelas en este explica una idea de San Macario.  Este santo afirmaba que si la Palabra de Dios nos recomienda la intercesión de los santos en esta vida y aprendemos que estas invocaciones no disminuyen la bondad y misericordia del Padre o los méritos del Salvador, la pregunta que surge es si  ¿no sería mejor para nosotros recurrir a los santos si ellos están en unión más íntima con el Señor? Es decir, ¿no sería más eficaz su intercesión si ellos ya han sido glorificados plenamente?

Iconos
El teólogo e iconógrafo Léonide Ouspensky en su comentario sobre los  iconos enfatiza que  es más que una  mera imagen, o una decoración u obra de arte, incluso  una ilustración de la Sagrada Escritura. Es mucho más: es un equivalente del mensaje evangélico o kerigma de salvación,   elemento de culto que es pertenece  a la devoción  litúrgica ortodoxa. En definitiva, es una manifestación de la misma vida ortodoxa en su totalidad.

«Desde la encarnación del Verbo, todo esta dominado por el rostro, el rostro humano de Dios. El iconógrafo comienza siempre por la cabeza, y ésta es la que da la dimensión y posición del cuerpo y regula el resto de la composición»








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