San Andrés hermano menor de San Pedro y el primero de los
apóstoles de Cristo.
Aprendiendo del apóstol san Andrés el primer llamado.
Andrés proviene del griego "andros" que
quiere decir hombre, varón.
Significado del nombre: valiente, varonil.
La hermosa cruz de San
Andrés
"Velad, estad
firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos."
1 Corintios 16, 13 (comparece con Salmo 31, 24; S. Mt 24, 42; 1 Sal 4, 9)
Este
texto de la Santa Escritura utiliza la palabra griega “andrizomai” que
significa actuar como hombre o portarse como un varón, ser varonil.
“Venid
conmigo y os haré pescadores de hombres, y ellos al instante, dejando las
redes, le siguieron" (S. Mt, 4,19).
«
Dichoso tú, querido apóstol Andrés, que tuviste
la
suerte de ser el primero de los apóstoles en encontrar
a
Jesús. Pídele a Él que nosotros le seamos totalmente
fieles
en todo, hasta la muerte. »
Es Patrono
de la Iglesia de Constantinopla
Patrono
de Rusia, Ucrania, Escocia, Grecia y de las ciudades de Bordeaux, Edimburgo y
Amalfi.
Su Fiesta:
30 de Noviembre
Protector
de los pescadores, los comerciantes de pescados y por los fabricantes de redes.
San
Andrés (cuyo nombre significa "varonil") nació en Betsaida, población
de Galilea, situada a orillas del lago Genesaret. Era hijo del pescador Jonás y
hermano de Simón Pedro. La familia tenía una casa en Cafarnaum, y en ella se
hospedaba Jesús cuando predicaba en esta ciudad.
Andrés
tiene el honor de haber sido el primer discípulo que tuvo Jesús, junto con San
Juan el evangelista. Los dos eran discípulos de San Juan Bautista, y este al
ver pasar a Jesús (cuando volvía el desierto después de su ayuno y sus
tentaciones) exclamó: "He ahí el cordero de Dios". Andrés se emocionó
al oír semejante elogio y se fue detrás de Jesús (junto con Juan Evangelista),
Jesús se volvió y les dijo: "¿Qué buscan?". Ellos le dijeron:
"Señor: ¿dónde vives?". Jesús les respondió: "Venga y
verán". Y se fueron y pasaron con Él aquella tarde. Nuca jamás podría
olvidar después Andrés el momento y la hora y el sitio donde estaban cuando
Jesús les dijo: "Vengan y verán". Esa llamada cambió su vida para
siempre.
Andrés
se fue luego donde su hermano Simón y le dijo: "Hemos encontrado al
Salvador del mundo" y lo llevó a donde Jesús. Así le consiguió a Cristo un
formidable amigo, el gran San Pedro.
Al
principio Andrés y Simón no iban con Jesús continuamente sino que acudían a
escucharle siempre que podían, y luego regresaban a sus labores de pesca. Pero
cuando el Salvador volvió a Galilea, encontró a Andrés y a Simón remendando sus
redes y les dijo: "Vengan y me siguen", y ellos dejando a sus
familias y a sus negocios y a sus redes, se fueron definitivamente con Jesús.
Después de la pesca milagrosa, Cristo les dijo: "De ahora en adelante
serán pescadores de almas".
El
día del milagro de la multiplicación de los panes, fue Andrés el que llevó a
Jesús el muchacho que tenía los cinco panes. Andrés presenció la mayoría de los
milagros que hizo Jesús y escuchó, uno por uno, sus maravillosos sermones.
Vivió junto a Él por tres años.
En
el día de Pentecostés, Andrés recibió junto con la Virgen María y los demás
Apóstoles, al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego, y en adelante se
dedicó a predicar el evangelio con gran valentía y obrando milagros y
prodigios.
Un
escrito que data del siglo III, el "Fragmento de Muratori" dice:
"Al apóstol San Juan le aconsejaban que escribiera el Cuarto Evangelio. Él
dudaba, pero le consultó al apóstol San Andrés, el cual le dijo: ‘Debe
escribirlo. Y que los hermanos revisen lo que escriba’".
Una
tradición muy antigua cuenta que el apóstol Andrés fue crucificado en Patrás,
capital de la provincia de Acaya, en Grecia. Que lo amarraron a una cruz en
forma de X y que allí estuvo padeciendo durante tres días, los cuales aprovechó
para predicar e instruir en la religión a todos los que se le acercaban. Dicen
que cuando vio que le llevaban la cruz para martirizarlo, exclamó: "Yo te
venero oh cruz santa que me recuerdas la cruz donde murió mi Divino Maestro.
Mucho había deseado imitarlo a Él en este martirio. Dichosa hora en que tú al
recibirme en tus brazos, me llevarán junto a mi Maestro en el cielo".
La
tradición coloca su martirio en el 30 de noviembre del año 63, bajo el imperio
cruel de Nerón.
Amamos
a nuestro Apóstol por ser el varón elegido al llevar el mensaje de salvación a
tierras extrañas, su modestia y humildad se manifiesta siempre en dar el crédito
al Señor, no atribuyendo ningún privilegio.
Pedimos al Señor que por medio de San Andrés nos alcance la dicha de una santa muerte
invocando siempre a nuestro ángel custodio y ser templo del espíritu.
Las
reliquias potencian nuestra admiración a lo creado en el sentido que fueron depósito
del Espíritu Santo. Las reliquias, purificadas de los amso entendisos, llevan
la marca del sello de Dios, y nos recuerda nuestros deberes cristianos para glorificar a Dios. Lo importante es
santificar el Nombre de Dios, justicia paz y amor.
Esto
no es mágico tampoco mítico, realza el amor que tenemos a Dios. Veneramos las reliquias,
explicado muy bien por el santo Concilio.
Oración:
Apóstol San Andrés, enséñanos a seguir a Jesús con prontitud (San Mt 4, 20; San
Mc 1,18), a hablar con entusiasmo de Él a todos aquellos con los que nos
encontramos, y sobre todo a cultivar con Él una relación de auténtica verdadera
de intimidad, conscientes de que sólo en Él podemos hallar la perla de gran
precio en el sentido último de nuestra vida y de nuestra muerte. Amíñ.
“Señor,
que llamaste al apóstol San Andrés a dejar las redes a orillas del mar de
Galilea, y que con prontitud te obedeció
para ser de él un pescador de hombres, te solicitamos humildemente por su intercesión poderosa que nos concedas
ser fieles al llamado apostólico que hemos recibido desde el
bautismo como reyes sacerdotes y profetas. Por Jesucristo, Nuestro
Señor. Amíñ.”
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El
Señor también llama a los demás, el conoce a sus ovejas: -"Venid y
seguidme, y os haré pescadores de hombres". Dejad mis amados cualquiera cosa que sea impedimento, peso o
estorbo, que sean las redes que te atan
y síguelo. Imitad con celo el ejemplo de
San Andrés de llevar a otros al encuentro de Jesús
“Vocación” viene de la palabra latina “vocare”,
que significa llamar. Así pues, cuando hablamos de vocación, del llamado, debemos de comprender la gran responsabilidad
que cae en el hombro, que Dios llama a
alguien, a seguir un plan, a cumplir una determinada misión en el mundo.
Cuando
el Señor nos llama nuestra respuesta debe ser de apertura a la voluntad de
Dios, por ejemplo recordemos a Samuel: «Habla, Señor, que tu siervo escucha» (1
Sam 3, 10), con prontitud contestó. «el
Señor llamó a Samuel y él respondió: “Aquí estoy”» (1Sam 3, 4).
«Mira
que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta,
entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo» (Apoc. 3,20).
“Porque
ésta es la voluntad de Dios, vuestra santificación” (1Tes 4,3)
El
Concilio Vaticano II recordó de nuevo a los cristianos la llamada universal a
la santidad que hizo el Señor: todos hemos sido llamados a la santidad, a la
identificación con Cristo y a una divinización progresiva bajo la acción de la
gracia, para llegar a la plenitud de la vida cristiana, "a la medida de la
plenitud de Cristo" (Carta a los Ef
4, 13).
Salmos 86, 11-13
11
Instrúyeme, Señor, en tu camino
para conducirme con fidelidad.
Dame
integridad de corazón
para temer tu nombre.
12
Señor mi Dios, con todo el corazón te alabaré,
y por siempre glorificaré tu nombre.
13
Porque grande es tu amor por mí:
me has librado de caer en el sepulcro.
Oficio
de Lectura, 30 de Noviembre, San Andrés, Apóstol
Hemos
encontrado al Mesías
De las
homilías del obispo San Juan Crisóstomo sobre el Evangelio de San Juan
Andrés,
después de permanecer con Jesús y de aprender de él muchas cosas, no escondió
el tesoro para sí solo, sino que corrió presuroso en busca de su hermano, para
hacerle partícipe de su descubrimiento. Fíjate en lo que dice a su hermano:
Hemos encontrado al Mesías, que significa Cristo. ¿Ves de qué manera manifiesta
todo lo que había aprendido en tan breve espacio de tiempo? Pues, por una
parte, manifiesta el poder del Maestro, que les ha convencido de esto mismo, y,
por otra, el interés y la aplicación de los discípulos, quienes ya desde el
principio se preocupaban de estas cosas. Son las palabras de un alma que desea
ardientemente la venida del Señor, que espera al que vendrá del cielo, que
exulte de gozo cuando se ha manifestado y que se apresura a comunicar a los
demás tan excelsa noticia. Comunicarse mutuamente las cosas espirituales es
señal de amor fraterno, de entrañable parentesco y de sincero afecto.
Pero
advierte también, y ya desde el principio, la actitud dócil y sencilla de
Pedro. Acude sin tardanza: Y lo llevó a Jesús, afirma el evangelio. Pero que
nadie lo acuse de ligereza por aceptar el anuncio sin una detenida
consideración. Lo más probable es que su hermano le contase más cosas
detalladamente, pues los evangelistas resumen muchas veces los hechos, por
razones de brevedad. Además, no afirma que Pedro creyera al momento, sino que
lo llevó a Jesús, y a él se lo confió, para que del mismo Jesús aprendiera
todas las cosas. Pues había también otro discípulo que tenía los mismos
sentimientos.
Si
Juan Bautista, cuando afirma: Éste es el Cordero, y: Bautiza con Espíritu
Santo, deja que sea Cristo mismo quien exponga con mayor claridad estas
verdades, mucho más hizo Andrés, quien, no juzgándose capaz para explicarlo
todo, condujo a su hermano a la misma fuente de la luz, tan contento y
presuroso, que su hermano no dudó ni un instante en acudir a ella.
Oración
Protégenos,
Oh Padre Nuestro, con la constante intercesión del Apóstol San Andrés, a quien Tu
escogiste para ser pregonero y pastor de tu amada Iglesia. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Oración de
San Andrés, Apóstol, a la Santa Cruz que el ve con devoción ante el inminente
martirio según la tradición de los Padres.
¡Oh cruz buena, que fuiste
embellecida por los miembros del Señor, tantas veces deseada, solícitamente
querida, buscada sin descanso y con ardiente deseo preparada! Recíbeme de entre
los hombres y llévame junto a mi Maestro, para que por ti me reciba, Aquel que
me redimió por ti muriendo. Amén.
Ahora
según la traducción presentamos deferentes oraciones al san Andrés.
Oración a San
Andrés Apóstol, el primero.
¡Oh
glorioso San Andrés, tu fuiste el
primero en reconocer y seguir al Cordero de Dios. Junto con tu amigo San
Juan teólogo, te quedaste al lado
de Jesús desde el primer día, y durante
toda tu vida, y ahora por toda la eternidad.
Así
como llevaste a tu hermano San Pedro a
Cristo y muchos otros después de él, Condúcenos
también a nosotros a él.
Enséñenos a llevan otros a Cristo solamente por amor a él y dedicación a su servicio. Ayúdanos a aprender la lección de la cruz y a
llevar nuestras cruces diarias sin quejarnos de modo que puedan llevarnos a
Jesús.
Su Oración
ante la Cruz
«Salve,
oh Cruz, inaugurada por medio del cuerpo de Cristo, que te has convertido en
adorno de sus miembros, como si fueran perlas preciosas. Antes de que el Señor
subiera sobre ti, provocabas un temor terreno. Sin embargo, ahora, dotada de un
amor celeste, te has convertido en un don. Los creyentes saben cuánta alegría
posees, cuántos regalos deparas. Confiado, por tanto, y lleno de alegría, vengo
para que tú también me recibas exultante como discípulo de quien fue colgado de
ti… Cruz bienaventurada, que recibiste la majestad y la belleza de los miembros
del Señor…, tómame y llévame lejos de los hombres y entrégame a mi Maestro para
que a través de ti me reciba quien por medio de ti me ha redimido. ¡Salve, oh
Cruz, sí, verdaderamente, salve!».
Colecta.
Dios Todopoderoso, que por tu gracia hiciste que tu Santo Apóstol Andrés
obedeciese prestamente al llamamiento de tu Hijo Jesucristo, y a El siguiese
sin dilación alguna; Danos también la gracia a todos nosotros, para que, siendo
obedientes al llamado por tu santa
Palabra, nos entreguemos en la conversión
sin tardanza a cumplir obedientemente tus santos mandamientos; mediante
el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amíñ.
OREMOS: Apóstol San Andrés, enséñanos a seguir a
Jesús con prontitud (Mt 4, 20; Mc 1,18), a hablar con entusiasmo de Él a todos
aquellos con los que nos encontramos, y sobre todo a cultivar con Él una
relación de auténtica intimidad, conscientes de que sólo en Él podemos encontrar
el sentido último de nuestra vida y de nuestra muerte.
|
"ANDRÉS, EL PROTÓCLITO" - EL Primer llamado
Reliquias
Los teólogos ortodoxos hablan
de las reliquias como manifestaciones del cuerpo «pre-glorificado» antes de la
resurrección final. El Espíritu reposa en él, esperando la resurrección
de la carne, son amigos de Dios.
Trembelas en este explica una
idea de San Macario. Este santo afirmaba
que si la Palabra de Dios nos recomienda la intercesión de los santos en esta
vida y aprendemos que estas invocaciones no disminuyen la bondad y misericordia
del Padre o los méritos del Salvador, la pregunta que surge es si ¿no sería mejor para nosotros recurrir a los
santos si ellos están en unión más íntima con el Señor? Es decir, ¿no sería más
eficaz su intercesión si ellos ya han sido glorificados plenamente?
Iconos
El
teólogo e iconógrafo Léonide Ouspensky en su comentario sobre los iconos enfatiza que es más que una mera imagen, o una decoración u obra de arte,
incluso una ilustración de la Sagrada
Escritura. Es mucho más: es un equivalente del mensaje evangélico o kerigma de
salvación, elemento de culto que es
pertenece a la devoción litúrgica ortodoxa. En definitiva, es una
manifestación de la misma vida ortodoxa en su totalidad.
«Desde
la encarnación del Verbo, todo esta dominado por el rostro, el rostro humano de
Dios. El iconógrafo comienza siempre por la cabeza, y ésta es la que da la
dimensión y posición del cuerpo y regula el resto de la composición»
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