11 de
Enero Sexto día de la fiesta de Epifanía. Sábado
después de Teofanía
Sto.
Monje Teodosio el Grande (+ 529)
Posfiesta
de la Teofanía
Nuestro
Venerable Padre Teodosio, el Grande, el Zenobita.
Apóstol.
1Tes. 5,14 - 23
Ef. 6,10 – 17
2
Cor. 4,6 – 15.
Evangelio.
Lc.
17,3 - 10
Mt. 4,1 – 11
Mt.
11,27 – 30.
Tono:
7º. Grado: 3a
El bienaventurado
padre San Teodosio, llamado cenobiarca, que quiere decir padre de muchos
monjes, nació en una aldea de Capadocia. Habíase dado a los estudios, y aún declaraba al
pueblo las letras divinas cuando deseoso de la perfección, partió a los santos
lugares. En llegando a Antioquía, quiso ver al insigne Anacoreta san Simeón
Estilita, el cual inspirado del Señor, le dijo “Teodosio, varón de Dios, seáis
bien venido.” Espantóse Teodosio oyendo esta voz, porque le llamaba por su
nombre, y porque le honraba con el
titulo varón de Dios. Subió a la columna por orden de san Simeón y echóse a sus
pies; oyó sus consejo y todo lo que en adelante le había de suceder; y tomaba
su bendición, siguió su camino a Jerusalén, donde adoro y regó con sus lágrimas
aquellos Sagrados lugares de Cristo
nuestro Señor que consagro con su vida y
su muerte. Retiróse después a la soledad, y vino a tener tantos discípulos, que
labró un gran monasterio, en el cual acogía a los pobres. Aconteció aparejarse
en un mismo día cien mesas para darle de comer, y en tiempo de hambre, como los que tenían a cargo de darles de
comer, les cerrasen las puertas, San Teodosio mandó abrírselas y darles a todos
lo necesario y el Señor les proveía con tan larga mano que después quedaban las
arcas llenas de pan. Era también su monasterio hospital de enfermos a quienes
servía y besaba las llagas con grande amor. Había entre sus discípulos hombres
ricos y poderosos, militares y sabios, de los cuales salieron muchos obispos y
superiores; de suerte que cuando murió
el santo, habían ya fallecido seiscientos noventa y tres de sus discípulos. El
emperador Anastasio que aborrecía a los herejes Acéfalos, les envió una buena
cantidad de oro para sus pobres: aceptóla y repartióla el santo, pero escribió al emperador, que ni el ni los suyos consentirían con los
herejes aunque la vida le costase. Fuese luego viejo como era, a predicar sin
temor alguno por las ciudades de aquellos herejes que condenaban el concilio de
Calcedonia; y subiendo una vez al púlpito, hizo señal al pueblo que callasen y
dijo: “El que no recibiese los cuatro concilios generales, como los cuatro
evangelios sea maldito y excomulgado. Entonces el emperador le desterró, pero duró bien poco el
destierro, porque el monarca hereje cayo
muerto, herido por un rayo. Y Teodosio volvió de su destierro, glorioso y
triunfante. Muchos fueron las obras admirables que hizo este varón de Dios en
su larga vida, muchas veces multiplico el pan, anunció el terremoto que asoló
la ciudad de Antioquía, y lleno de meritos y virtudes, descanso en la paz del
Señor a la edad de ciento cinco años. Honraron su cadáver el patriarca de
Jerusalén con otros obispos y multitud de monjes, clérigos y seglares.
Reflexión: Enseñaba
el santo a sus discípulos por primer principio de la vida religiosa, que tuviesen
siempre la memoria de la muerte presente, y para esto mando hacer su sepultura
para que su vista les acordase que había de morir. Aprende tú esta utilísima
lección, visitando algunas veces la morada de los difuntos. Allí verás en que
paran todas las cosas del mundo, y entenderás cuán necios son, los que pasan en
vanidades y locuras el breve tiempo de la vida mortal; y cuan sabios, son que los emplean en servir a Dios, y alcanzar
la vida eterna. Bien miradas todas las cosas, todo el negocio del hombre se reduce a morir
santamente. Mas para ello, haz aquello que quisieras haber hecho cuando mueras.
Oración: Rogámoste,
Señor, que nos recomiende la intercesión del bienaventurado Teodosio, abad,
para conseguir por su patrocinio lo que no podemos lograr por nuestros
meritos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amíñ.
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